martes, 1 de abril de 2014

Una dosis de Marcos




Al terminar la lectura de Marcos me queda claro que

Jesús fue el Líder de líderes,

Jesús enseñaba con autoridad y las personas se deleitaban en escucharlo.

El liderazgo que Jesús enseño fue un liderazgo que aceptaba a pecadores, como al recaudador de impuestos, con el objetivo de darles una nueva vida.

Fue un liderazgo que al ver a la multitud, tuvo compasión  de ellos, porque los vio como ovejas sin pastor.

Fue  un liderazgo que, no buscaba lo más fácil, sino al contrario, lo más complicado,  servir a los demás.  Si, lo más fácil era despedir a las más de 5000 personas que fueran a buscar comida, pero Jesús no busco lo más fácil, sino lo más desafiante, que fue darles de comer.

Si, lo más fácil era dejar las enramadas que Pedro le ofreció y quedarse en la transfiguración, pero Jesús sabía que tenía que volver para su misión cumplir, que era morir.

Jesús mostró un liderazgo donde era más importante el corazón y lo que había en él, que el montón de rituales.

Jesús modelo un liderazgo de negación personal.

Jesús  estableció que el que quiere ser el primero debe de servir a los demás.

Jesús no estableció un liderazgo donde Él se sirviera a expensas de otros, donde Él fuera atendido como Rey, no olvidemos que Él era Rey, pero a pesar de eso Él sufrió como un delincuente.

Si, lo más fácil era pedir un ejército de ángeles y no morir, pero Jesús escogió lo más difícil, la muerte más humillante.

Imitemos ese liderazgo que está dispuesto a negarse, a morir, a servir, a tener compasión, a cuidar a nunca ser reconocido con tal que Dios sea glorificado.

 

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