Juan nos presenta a un Jesús que siempre su intención fue presentar las buenas nuevas del evangelio.
Sus conversaciones directas con la mujer samaritana, con Zaqueo, con la mujer adúltera que fue sorprendida en el acto de adulterio, con el ciego de nacimiento, demuestran que perseguía que se salvaran y creyeran en Él.
En estas conversaciones nunca los humillo, tampoco los condeno, en estas conversaciones les demostró el amor que sentía por el pecador.
Jesús no tenía permitido hablar con la mujer samaritana, más su compasión era más grande, y se presenta ante ella como el único que le podía quitar la sed de por vida.
La conversación con Zaqueo, se da sin importar que Él es un fariseo, recordemos que la mayoría de fariseos no creyeron en Él.
La mujer que es sorprendida en el acto de adulterio debía morir apedreada, pero Jesús de una manera muy interesante, se deshace de todos los que la acusaban.
La conversación con el ciego de nacimiento, fue llena de compasión, y luego de este recibir la vista, cree en Jesús, la sanidad es sorprendente, pero aún más, la salvación del ciego.
Presentemos a Jesús como Él Salvador, mientras estemos aquí en la tierra. Recordemos que Él es el único quien puede dar vida eterna.
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