El Apóstol Pablo, en sus últimos días de vida, preso en Roma,
escribe la segunda carta a Timoteo, un joven que Pablo mismo había dejado al
cuidado de las iglesias en Éfeso. Teniendo en mente que estaba próximo a su ejecución en dicha prisión, son relevantes las siguientes palabras de Pablo a Timoteo:
2 de Timoteo
4:6-8
6 Yo, por mi parte, ya estoy
a punto de ser ofrecido como un sacrificio, y el tiempo de mi partida ha
llegado. 7 He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he
mantenido en la fe. 8 Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el
juez justo, me otorgará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los
que con amor hayan esperado su venida.
Estas
palabras nos deben de inspirar a cada uno de nosotros a continuar amando a Dios
hasta el día de nuestra muerte o hasta cuando el venga por nosotros.
Pablo
tuvo problemas, pero siempre continuó,
no se detuvo, no deserto, no tiro la toalla. En los momentos que sienta que ya no puede, recuerde, nuestra meta es poder decir como Pablo:
- He peleado la buena batalla
- He terminado la carrera
- Me he mantenido en la fe
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